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Lo mejor de cada barrio: Poblenou

Un barrio donde siempre se llega a la playa por el lado soleado de la acera, ideal para tener hijos

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El garaje de mi casa

En la calle Pallars, entre Llacuna y Roc Boronat -entonces Lutxana-, estaba el Garage Club, sala de conciertos que por instalaciones era un antro pero que por programación fue epifánica para quien escribe. Noches históricas vividas allí: Mark Lanegan (con uno de Dinosaur Jr., y uno de Soundgarden!), y The Hives, por citar dos. Cerró en el año 2002, pero en una pirueta de las casualidades de la vida, el ingreso a la vida adulta me vino marcado por la paternidad y por comprar un piso justo delante de donde se levantaba el Garage. Vamos, que cada mañana cuando bajo las escaleras recuerdo dónde estoy y de dónde vengo.

Sala Rocksound

Pero el rock and roll no ha muerto en Poblenou. En la parte del barrio más desolada, con cierto regusto a Madmax y escondida por el gigante Razzmatazz, la sala Rocksound ofrece noches de rock memorables. Es un pequeño milagro: los bajos de una casa modernista que se cae a pedazos acogen una sala rockera que combina el olor a cerveza rancia con una sonorización cojonuda. Por allí pasan bandas locales como Surfin 'Sirles y visitantes como Stacie Collins, mezcla de camarera y camionera yanqui, practicante de un country-rock grasiento y sucio. Estamos en la CBGB de Barcelona.
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Kidfriendly

Poblenou es un barrio de niños. Y a ellos se dirige The Papas & the Mamas (Rambla del Poblenou, 127): una cafetería con suelo de madera, mucho espacio y zona de juegos.

Mr Brown Store

Por fuera parece un videoclub corriente, de aquellos con expendedor automático. Pero en realidad Mr. Brown Store es una tienda de cómics de primera y segunda mano, de dimensiones generosas y preferencia por el cómic norteamericano de terror y de superhéroes. En un terreno baldío para el frikismo pop como es el del barrio del Poblenou, una visita aquí siempre anima una tarde de sábado. El propietario tiene conexión mental conmigo -la virtud de exponer los libros que me interesan- y aún más importante: no busca conversación. Una visita de media hora se salda con un civilizado "buenos días, me cobra, adiós". Como debe ser.
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