La carta es de las que se ilustra con fotos de los platos. Divide las pastas en recetas Pagus y otras a las que llaman clásicas, como spaghetti agio olio, penne all’arrabbiata o bucatini all’amatriciana. Las más interesantes son las del primer grupo, recetas familiares de Leonardo Battigaglia, cuñado de María, o de la abuela Rosina, que se llevaron junto con los ingredientes a cada restaurante, recalculando cocciones y porcentajes en función de la ciudad. Pasta fresca con guisos confortables, cada una con su propia salsa, ajeno todo a tópicos españolizados.
Los restaurantes italianos, quizás la cocina internacional más representada y demandada, tratan de responder cada vez más a las exigencias del público madrileño. Las pizzerías se refinan y se multiplican las trattorias. Olvidaos de la ensalada de burrata (salvo que esté muy muy muy rica) como recurso fácil y disfrutad de todos los bocados tradicionales, actualizados o reinterpretados que ofrece la vastísima gastronomía transalpina en estos restaurantes de Madrid. Buon appetito!